30 sept 2012
De héroes sin vocación
25 feb 2012
El oscuro monstruo...
Me da igual lo que estudies o lo que quieras ser, ven, siéntate a mi lado y cuídame hasta gritar basta. Se la enfermera que me dará fin cuando no lo quiera, pero cuando lo necesite. Si me alejo de ti y de tus ojos será para cumplir con otra de mis tantas vidas. Porque querida, soy como un gato infinito que nunca tiene bastante. Si me oyes gritar de dolor, escóndete, puede que el fantasma de mi comodidad quiera acabar con tu guardián, el fantasma de mis deseos. Lastima que la razón no este aquí para mediar entre ambas. ¿Cuanto hace, dos años? Ni recuerdo donde esta enterrada. Debería ir a su tumba y recordar lo que hizo por mí. Lo que hizo por este universo paralelo de ovejas disfrazadas de lobos y de lobos con forma humana. Pero las cicatrices de nuestro último encuentro me suplican que no lo haga. Brota la sangre de ellas cuando doy un paso hacia detrás, una sangre tan negra como las huellas de mis pensamientos. Pero no es la única sangre que dejo a mi paso. Mi lengua, tan afilada como venenosa, tan implacable como maligna, igual que la serpiente en el jardín del Edén, ofrece el néctar de mis venas allá donde la libero. Y poco a poco me quedo sin esa hiel que derrite, aunque solo sea mínimamente, el hielo de mis entrañas y que me permite, al menos de forma temporal, mantener la cordura. Un rasgo que, en el mundo en el que vivo, en la vida que he elegido, no es mas que una bonita mascara de carnaval que me hace parecer mas débil a ojos de los lobos pero que, al mismo tiempo, oculta al oscuro monstruo que se esconde en mi sombra.